A mis amigos: luchadores en potencia.



Durante muchos días he compartido con vosotros tantas y tantas cosas: bromas cargadas de inteligencia e ironía fina, muy fina. Desengaños, asperezas, silencios y discursos en varias voces que nos unieron en conversaciones que en muchas ocasiones clamaban justicia social, otras personal. Os he sentido cerca, tan cerca que aquello que dicen algunos que la Internet es fría, que es la mentira más grande en cuanto a relaciones, el placebo de la soledad de este siglo XXI, se quedó en una mentira, la mentira y la tontería más grande que he escuchado nunca a cerca de las relaciones. Las relaciones las hacemos nosotros, las máquinas simplemente nos las facilitan, como antes lo hacía el correo ordinario o el teléfono, sólo ha cambiado la forma de hacerlo. Internet y facebú sólo son el medio, vosotros sois el origen: mis amigos, grandes amigos a los que he sentido cercanos, sinceros, voraces, impetuosos, luchadores en potencia…, pero sobre todo grandes personas, que incluso entienden los días de asueto, de silencio. 

Escritores: periodistas, informáticos, madres y esposas, administrativos, enfermeros, abogados, algún que otro editor, con el que para no faltar a la tradición literaria he discutido, hemos discutido, y una editora muy especial que se convirtió en mi amiga del alma. Directores de empresas nacionales cuya labor es más importante y silenciosa de lo que nos imaginamos, libreros de esos que parecen salidos de un cuento lleno de magia, distribuidores que se molestan en llevar tu libro a sus tiendas. Gentes del mercado financiero que nada tienen que ver con lo que el gobierno nos cuenta y pelean su precario sueldo desde las siete de la mañana hasta las 8 de la noche. Estudiantes y jóvenes escritores, psicólogos, camareros. Mi agente literario y su magnífico y cercano grupo que hacen que diariamente sienta mi agencia como mi casa. Críticos literarios, directoras de revistas que se dejan la vida, la piel y el tiempo sin cobrar ni un duro para dar el trabajo de los escritores a conocer, lectores de los que apenas sé algo de su vida. Mujeres que viajaron desde lejos para estar en la presentación de mi última obra, amigos que me regalaron su música y su arte para decorar el mío, amigos que siempre están ahí y que incluso me llevaron en su momento a urgencias hospitalarias… Sois tantos los que la red me ha dado la posibilidad de conocer, tantos y tan buena gente que necesitaría un ladrillo de 800 páginas para mentaros a todos, algo que sería para mí placentero pero para vosotros un tanto tedioso.
La Navidad fuera de temas religiosos y sociales es el fin de un trayecto de 365 días, y es eso lo que yo quiero hacer constar aquí: Ha sido un placer compartirlo con vosotros y espero y deseo volver a hacerlo el próximo año porque ha sido un honor sentir que: ¡¡¡¡Sois mi gente!!!
A por ellos, a por esos 365 días que pronto se estrenarán y a por todos los obstáculos que se nos presenten en el camino!!! Este nuevo año no va a poder con nosotros, ni la crisis, ni los políticos ni aquellos que se empeñan en torcer nuestros gestos podrán. No olvidéis que sois únicos e irrepetibles, también privilegiados. No olvidéis mirar a vuestro alrededor para comprobarlo. Somos afortunados y estamos en la obligación de valorar lo que tenemos, porque muchos también se lo merecen y...¡¡¡ no lo tienen!!!    
Espero seguir siendo merecedora de vuestra amistad:
!!!Felices fiestas!!!!


1 comentario:

Marta Querol dijo...

Buf, Antonia, que nos vas a hacer llorar. Lo suscribo todo. Un beso enorme, amiga, y feliz Navidad